lunes, 14 de mayo de 2012

LA NUEVA CARA DEL PRI

Si nos atenemos a lo que dicen, hasta ahora al menos, las encuestas, muchos mexicanos han perdido la memoria, o peor todavía, se han dejado hipnotizar por la publicidad. Expuestos al bombardeo de spots se han creído la leyenda de que Enrique Peña Nieto , el hombre que con su boda con una estrella de TV inició una historia de telenovela, representa la nueva cara del PRI. Lo cierto, es que si no sucede algo dramático, los mismos que saquearon y oprimieron a México durante décadas volverán a entrar, legitimados por los votos, a la residencia oficial de Los Pinos. Ciertamente nunca salieron de ahí. Dejaron la silla presidencial al PAN pero, detrás de la misma, siguieron operando áreas claves como las de la seguridad y las finanzas publicas. Garrote y plata quedaron, como siempre, en manos de los priistas. En una más de sus traiciones Vicente Fox, quien prometió echarlos a patadas del poder y gracias a esa promesa llegó a la presidencia, no hizo sino cogobernar con ellos. Cuando, con el Pemexgate y con la ley en la mano, pudo Fox dar un golpe al PRI debajo de la línea de flotación y, en los hechos, pulverizarlo, decidió, en cambio, tenderle la mano. Por no haber demolido hasta sus cimientos al viejo régimen autoritario deberá responder Vicente Fox. Toca al PAN, responder ante la nación, por haber abierto de nuevo las puertas del poder al PRI. Lo cierto es que necesitaba Fox al tricolor para librar la batalla del desafuero. Para intentar dar un golpe de estado al gobierno soberano del Distrito Federal encabezado por López Obrador. Conspiraron entonces Carlos Salinas y Diego Fernández de Ceballos para montar una operación de desprestigio contra el gobierno perredista. Les facilitó la tarea Rosario Robles quien abrió las puertas a su ahora ex amante Carlos Ahumada para que corrompiera y pusiera en evidencia a algunos personajes de la izquierda electoral. Nada hubiera significado ese golpe sin el concurso de la TV que se encargó de amplificar la onda expansiva. A un lado echaron periodistas de ambas televisoras todo resquicio de ética prestándose para la maniobra. A un lado siguen echando los principios esos periodistas que se burlan del “complot” habiendo, como hay, tantas evidencias de su existencia. Aliados PAN y PRI trabajaron para colocar en la presidencia a Felipe Calderón Hinojosa quien pagó el favor ampliando la complicidad. Al PRI debemos, más allá de la instauración de la corrupción y la impunidad como fórmulas esenciales de funcionamiento del sistema político mexicano, una de las gestiones más trágicas de la historia reciente. Es el PRI co-responsable de la guerra de Felipe Calderón. Fueron sus mandos políticos y de seguridad los que orquestaron esta fallida y trágica estrategia que ha costado al país más de 60 mil muertos. Fue durante el priato que nació y se consolidó el narco. Viejos miembros del PRI, ex comandantes de la Federal de seguridad y caciques regionales fundaron y operan los carteles de la droga. Carteles que hoy, sobre todo en los estados gobernados por el PRI, han incrementado sus actividades y han desatado una ola incontenible de violencia. Es el PRI corresponsable del desempleo y la pobreza. Fue el mismo modelo económico de Carlos Salinas, orquestado por priistas, el que siguió Calderón, añadiendo a la corrupción atávica del PRI su criminal ineficiencia. Es esta ineficiencia la que ha hecho voltear a muchos mexicanos a mirar al PRI. Eso y, claro, la TV que ha decidido usarlo para cerrar el paso a AMLO y garantizar así un presidente que defienda sus intereses por sobre los de la nación. De pronto muchos han dejado de ver detrás de Peña Nieto la sombra de Salinas, de Hank, de Montiel, de Moreira, de Marín, de Ulises Ruiz. De pronto se han olvidado de la opresión y la falta de libertades de los tiempos del PRI. De la corrupción y la impunidad convertidas en la única moneda de cambio. Allá ellos los desmemoriados o peor todavía los que han perdido la decencia y, quizás esperando parte del botín, quieren votar por los que tanto han robado a la nación. Allá ellos, digo, porque somos muchos los que tenemos memoria y voluntad de construir un México más justo, más digno, más democrático. www.twitter.com/epigmenioibarra

lunes, 7 de mayo de 2012

GOBIERNO E IFE ARRODILLADOS

Falta muy poco para que las mexicanas y los mexicanos decidan, en las urnas, el destino del país. Carece sin embargo la inmensa mayoría de los elementos de juicio suficientes. El 1º de julio en la soledad de la casilla electoral, al cruzar la boleta, millones de ciudadanas y ciudadanos, harán algo más que un trámite, cumplirán algo más que una obligación cívica. Lo que decidan habrá de afectar profundamente su vida, la de su familia, la del país. No es pues trivial la decisión y hay que tomarla en libertad y con la información suficiente. No bastan los spots y los carteles que saturan las calles y la programación de radio y TV pues no se está comprando un producto de consumo. Es preciso conocer las ideas, la capacidad de argumentar y contra argumentar de la mujer y los hombres que aspiran a gobernar este país. De ahí la importancia del debate –a pesar de las limitaciones del formato- que habrá de celebrarse este domingo entre los cuatro aspirantes a la presidencia. De ahí también la importancia de que el mismo pueda ser visto hasta el último rincón del país. A eso tienen derecho todas las mexicanas y todos los mexicanos y este derecho les está siendo negado. Esa, garantizar el acceso a la información sobre los candidatos y sus ideas, era la obligación del IFE. Esa es también la tarea del gobierno en tanto regulador de las concesiones de TV. Ambos fallaron. El primero, se contentó con limosnas; el segundo, pecó por omisión. Ambos han demostrado que están arrodillados ante los grandes concesionarios. Intolerable debería ser para la autoridad electoral el reto lanzado por Ricardo Salinas Pliego. Más allá de la grosera altanería del concesionario que, programa un partido de futbol a la hora del debate está el hecho de que, simple y llanamente, se niega, en un momento crucial para la vida democrática, a poner su cadena al servicio de la sociedad. Se olvida Salinas que sólo opera una concesión. Que la TV es un bien público. Olvida también, más allá de lo legal, la responsabilidad cívica, democrática, patriótica de quien ha sido beneficiado con una concesión. Ciertamente nada lo obliga aunque la ley faculta al IFE y al gobierno a hacerlo tratándose de un asunto de interés público. Él no sólo se niega a contribuir en la consolidación de la democracia en México sino que se comporta como si el país fuera su hacienda y los ciudadanos peones acasillados. Duro debería haber sido el IFE en su respuesta al concesionario. Duro, preciso y soberano. No lo fue. Al contrario; reaccionó con tibieza y traicionó así el mandato que la Constitución le marca. El desplante autoritario de Salinas, ante el cual los consejeros del IFE bajaron la testa, es sólo el síntoma de la descomposición del sistema político mexicano. Por años la TV sirvió al PRI y al gobierno como instrumento de soporte y reproducción de la ideología del estado. Ocultó cuando se le pidió la información sobre lo que realmente sucedía y puso sus recursos al servicio del presidente en turno. De Los Pinos salían las facturas que los concesionarios se veían obligados a pagar al aire. De Los Pinos salían también las concesiones, prebendas y permisos para pagar esos favores. Todo eso cambio cuando el PRI se vino abajo. Oliendo los vientos del cambio la TV cambió de camiseta. Se encontró con un hombre, Vicente Fox, al que la cámara enloquecía y que hacía de la cámara su único instrumento, primero de combate electoral y luego de gobierno. Entre las grandes traiciones de Vicente Fox habría que señalar también su abdicación frente a la TV. Mirarse en el espejo, eso era para él la pantalla, se volvió su obsesión y tanto que se olvidó del mandato recibido en las urnas. Pronto se dieron cuenta los concesionarios del cambio de reglas y comenzaron ahora a mandar las facturas del canal a Los Pinos y a establecer una relación distinta con el gobierno. Paulatinamente dejaron de hacerle favores y comenzaron a exigírselos. Paulatinamente el poder se desplazó de la casa presidencial a los corporativos. En el 2006 la situación se hizo aun más grave. Sin la TV jamás se hubiera sentado Felipe Calderón en la silla. Caro hemos debido pagar los mexicanos ese apoyo. Rotas están las reglas de convivencia entre el poder político y los poderes facticos. Tan rotas que ahora la TV puede aspirar, incluso, a poner en Los Pinos a su hombre. Deben los concesionarios abstenerse de intervenir. Seria la suya una equivocación trágica. Triste sería el destino del país si se vuelve la nuestra una “democracia” que sirve a la pantalla. Triste y peligroso. Ahí esta el ejemplo del Brasil de Color de Melo; de ese desastre. Nada tienen que perder los grandes concesionarios si se echan un paso hacia atrás y proporcionan a las mexicanas y los mexicanos información objetiva y suficiente para que se vote libremente. No aguanta más este país la simulación y el engaño. Tampoco la corrupción y la impunidad. Se necesita un cambio profundo. Pueden los grandes concesionarios contribuir, haciéndose a un lado, a esa transformación. Si meten las manos; si insisten en que la pantalla opere como gran elector le fallarán al país; se fallarán a sí mismos. Con el cambio ganamos todos. www.twitter.com/epigmenioibarra