jueves, 6 de noviembre de 2008

CUANDO LA TRAGEDIA NOS ALCANZA

“Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.”
César Vallejo


Dolorosa y brutal para los deudos; familiares, amigos, correligionarios; a quienes desde aquí van mis condolencias. Terrible y desestabilizadora como una granada que estalla en el centro del primer círculo del poder, para el gobierno de Felipe Calderón, la tragedia que causó la muerte a Juan Camilo Mouriño, a José Luís Santiago Vasconcelos y, hasta ahora, a 12 personas más que no hacían sino vivir el fin de un día de trabajo como cualquier otro cuando fueron devorados por las llamas caídas del cielo, comienza apenas su labor corrosiva, su lento e inexorable contagio entre los ciudadanos que, de pasmo en pasmo, vamos sufriendo como éste, nuestro país, se nos deshace entre las manos.

Por más consistente, inédito y radical que sea el esfuerzo informativo gubernamental para ir desmontando la posibilidad de un atentado mucho me temo que este esfuerzo –que hay que reconocer e incluso agradecer- habrá de fracasar. Aún si los expertos nacionales e internacionales demuestren que, en efecto, se trató de un accidente la sombra de la duda que ya se extiende sobre los hechos habrá, al final de cuentas, de desvirtuar y restar sentido y credibilidad a los resultados de sus investigaciones.

Más vale, sin embargo, no equivocarnos; que no se crea a los funcionarios y a los expertos, que sobre la verdad histórica prevalezca la idea de un atentado no es sólo parte del anecdotario folclórico. No se trata ya sólo de la tradicional suspicacia del mexicano ante todo lo que tiene que ver con la política. Hay algo más; algo oscuro y terrible que está operando en la sociedad y la tragedia de este primer martes de noviembre no ha hecho sino potenciarlo.

En la percepción pública la vulnerabilidad extrema de este gobierno, producto de su propio origen, de la falta de habilidad política de su máximo liderazgo resultado se quiera o no del “haiga sido como haiga sido” y el poder creciente, brutal, incontenible del crimen organizado, su capacidad de infiltración, su despiadada doctrina de la muerte ejemplar han instalado en la opinión pública la idea, casi la certeza, de que ese avión se vino a tierra debido a un sabotaje.

El miedo, intuición apenas en muchos casos de una violencia que se nos viene encima, certeza en muchos otros de que la muerte ya nos alcanzó, reina en México y ese incendio desatado en las Lomas de Chapultepec no vino sino a extenderle de manera formal su patente de corso. Navegará, navega ya entre nosotros, ya lo iremos sintiendo, oscuro e impune, el terror que es, a fin de cuentas, sólo un método más de control y presión. A veces lo usa el poder. A veces se usa contra el poder.

No es mi intención sostener que Mouriño, un hombre extraordinariamente cercano a Calderón o Vasconcelos, quien jugara un papel clave en la lucha contra el crimen organizado, fueron asesinados por el narco. Sería ligero, temerario, francamente irresponsable.

Más allá sin embargo de que esa “certeza” campea ya en muchos círculos sociales e incluso entre miembros de la misma clase política y ronda los artículos de muchos colaboradores de los diarios, está el hecho de que si el narco no fue responsable de la tragedia bien podría, ya lo sabemos, lo presentimos, lo sospechamos, lo tememos, realizar operaciones de esa naturaleza; Mouriño y Vasconcelos eran objetivos plausibles.

Al crimen organizado ni le sobran escrúpulos, ni le faltan recursos para hacer algo así y tanto que ya tangencialmente –quizás sin siquiera haberlo pensado- ha resultado beneficiario de la tragedia.

Pablo Escobar, el legendario capo colombiano, ejecutó a dos ministros y varios jueces y magistrados, mandó a asesinar a tres candidatos presidenciales, puso una bomba en un avión comercial con más de 100 pasajeros, detonó coches bombas en edificios públicos y de vivienda, en centros comerciales, en la vía publica, ocasionando la muerte de miles de inocentes. La dinamita –“la bomba atómica del pueblo” así la llamaba- era su manera de “negociar” con el gobierno colombiano para evitar la extradición y así, bajo la consigna: “más vale una tumba en Colombia que una celda en EU”, para defender su negocio criminal, desató el terror.

¿Por qué no han escalado aun los capos mexicanos harto más ricos, poderosos y sanguinarios que Escobar el conflicto a esos niveles? ¿Qué o quién los detiene? Nada. Nadie. Eso creen, eso saben, ante la impunidad, la inoperancia de los cuerpos policiales y alcance de la corrupción, muchos millones de mexicanos. Esa es la tragedia que nos alcanza y cubre con su oscuro manto.

2 comentarios:

Francisco Guzmán dijo...

HOLA DON "EPI".SALUDOS DESDE LA CASA DE OBAMA;CHICAGO,IL.
LAMENTABLE POR DONDE SE VEA,LA TRAGEDIA EN QUE MURIO MOURIÑO,VASCONCELOS Y MAS CIUDADANOS,QUE SIN SER FAMOSOS O PODEROSOS,MERECEN EL MISMO TRATO QUE FELIPE LE DA A MOURIÑO.
MAL Y DE MALAS.FELIPE NO DA UNA.SOLO EN SU MENTE "AMOROSA",CABEN LOS ADJETIVOS QUE LE DEDICA AL "AMIGO"IDO.
¡HONESTO,PATRIOTA,LEAL,TRANSPARENTE,ADALID DE LA JUSTICIA Y LA VERDAD!. UN HEROE,PUES.
TAL PARECE QUE LA DESAPARICION FISICA DEL "ENTRAÑABLE AMIGO",LO DESQUICIO.DE OTRA FORMA,COMO EXPLICARSE LOS CALIFICATIVOS HACIA UN PERSONAJE QUE SE VIO ENVUELTO EN ACTOS DE CORRUPCION DE LA MANO,¿TAL VEZ POR ESO?,DE EL MISMO FELIPE DESDE LA SECRETARIA DE ENERGIA Y LA CAMARA DE DIPUTADOS.
NO CABE DUDA;EL AMOR,POR LA AMISTAD,NOS HACE PERDER LA CABEZA.
Y PARA CORAJE DE ALGUNOS DE TUS LECTORES QUE PARECE QUE TAMBIEN LOS AFECTO LA TRAGEDIA,HAI LES VA ESTO; DE ULTIMA HORA:"UN PAR DE DIPUTADOS,TAL VES TRES,INTRODUCEN UNA INICIATIVA PARA QUE SE REDUZCAN LOS GASTOS EN LA CUEVA DE ALI-BABA,PERDON,EN LA CAMARA DE DIPUTADOS,NO DICEN NADA DE REDUCIR SUELDOS Y PRESTACIONES?,Y EN PRINCIPIO;ESTAN DE ACUERDO:108 DIPUTADOS DEL FAP,69 DEL PRI Y ¡CLARO! 1 SI UNO,UNO;DEL PAN.
PARA CERRAR; ¡ ¡ PATETICOS ! ! SI,P-A-T-E-T-I-C-O-S,LOS VIUDOS Y VIUDAS MERCENARIOS DE TELEVISA.MUY ENLUTADOS ¡ CINICOS!

BCASARINZ dijo...

QUE DIFICIL ES CONSTRUIR Y QUE FACIL ES DENOSTAR Y VIVIR DEL GOBIERNO! ¿VERDAD, EPIGMENIO?