jueves, 7 de enero de 2010

UNA MUERTE QUE NO CESA

2ª. Y ultima parte.



Han pasado siete meses; los padres de los 49 niños que murieron en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora no se cansan. Su lucha sin embargo, no hace que nadie en palacio se desvele. A Felipe Calderón y su gobierno les ha faltado el valor civil y la decencia para siquiera escuchar, de viva voz, los justos y legítimos reclamos de los deudos. Concientes de que la presión ciudadana alcanzo ya su nivel máximo y va en caída han dado, cínicamente, vuelta a la página.

Saben muy bien que estamos en México y que aquí la simulación y el horror van de la mano haciendo que la capacidad pública de asombro e indignación se vayan despuliendo. Para acelerar este proceso es que gastan miles de millones de pesos del erario publico en campañas publicitarias. Su impunidad; la de este gobierno, así como la del PRI estaba cimentada en la mordida y la corrupción, descansa en una montaña de mentiras.

Aquí, ellos lo saben, entre tanto decapitado, tanta propaganda a la memoria de la ciudadanía le ha dado por flaquear y hacerse cada vez mas corta. Son muy pocos los eventos que en ella logran sobrevivir algo mas que las seis semanas de rigor y digo seis semanas porque según el columnista John Anderson eso suelen mantenerse los grandes sucesos en cartelera.

A ese olvido colectivo, a esa conformidad nacida de la desmemoria apuestan, otra vez, los gobernantes. Con propaganda la fomentan. A punta de spots la crean. En esa indiferencia basan su tranquilidad. Saben que, pese a todo, nada amenaza su permanencia en el poder porque aquí, en nuestro país, ni 49 niños muertos de un solo golpe son demasiados.

En cualquier otro país democrático –quizás deba decir civilizado- un hecho así, en una guardería, que aunque subrogada, pertenece al abanico de servicios que el estado esta obligado a prestar a los trabajadores, hubiera ocasionado la caída del gobierno y si no del gobierno entero al menos de un extenso abanico de funcionarios federales del mas alto nivel.

Aquí, en cambio, no hay nadie en la cárcel por esas muertes y nadie tampoco se ha ido a su casa. Impunes, seguros y sordos los poderosos siguen haciendo lo que les viene en gana.

Ciertamente, como lo sostuvo en su momento la PGR, el incendio no fue intencional. Ni en este país es dable tamaño horror. Si fue intencional sin embargo el hecho de que, un grupo de personas influyentes, cercanas a los primeros círculos del poder, pusieran en peligro, desde la apertura misma de la guardería en una bodega sin las condiciones adecuadas, las vidas de los niños que ahí se atendían. Si fue intencional el descuido de las más altas autoridades federales al otorgarles esa concesión sin verificar adecuadamente las condiciones de operación y fue también intencional la negligencia y la corrupción con que inspectores federales, estatales y municipales dejaron que una guardería con tantas y tan visibles irregularidades siguiera funcionando.

Por esas 49 muertes pues si hay responsables y no son, ciertamente, un puñado de empleados menores del municipio de Hermosillo o de la delegación estatal del IMSS.

Por esas 49 muertes deben responder las más altas autoridades del país, porque esas muertes son, entre otras cosas, resultado de su política de privatización de los servicios públicos y resultado también de la laxitud e ineficiencia proverbial con la que otorgan concesiones y de la corrupción que hace que funcionarios e inspectores cierren los ojos ante lo evidente.

Esas 49 muertes, de 49 niños son resultado de algo mucho más grave que un simple accidente. Esas 49 muertes se deben a un largo rosario de crímenes, que aun permanecen impunes.

Nadie en el Gobierno de Felipe Calderón puede escurrir el bulto. Demasiadas irregularidades se cometieron y se siguen aun cometiendo para sencillamente mandar las cosas al saco del olvido colectivo.

Esas muertes no cesan, esas muertes nos obligan a exigir, junto a los padres, que ante los tribunales rindan cuentas los directamente responsables y ante la Nación lo hagan aquellos que pusieron en marcha esa política, permitieron el tráfico de influencias, consintieron la corrupción y encubren a los responsables.

Saco el PAN raja política de la tragedia cargando al PRI y al gobierno de Bours en Sonora responsabilidades que, en rigor, deberían compartir pues los crímenes se cometieron en los tres niveles de gobierno y son endémicos del sistema que, hace ya mas de 25 años, entre PRI y PAN nos han recetado.

Si unos y otros burlan la justicia, convirtiéndolo todo en botín político, si hasta esas 49 muertes les dejan incólumes y ni siquiera de esas muertes que ni cesan, ni habrán de cesar hasta que no se haga justicia rinden cuentas toca entonces a los ciudadanos recuperar la memoria, alzar la voz junto a los padres de esos niños e impedir que otra vez quienes nos gobiernan se salgan con la suya.

1 comentario:

Pedro Morales dijo...

Que bien Epigmenio, no creas, hay gente que si tiene memoria de largo alcance, aunque efectivamente el gobierno apuesta por el olvido. Los del 68 se han encargado de que eso no se olvide. Deberíamos tener un lugar donde ir registrando todos los eventos negativos, incluyendo Acteal, Atenco, para que no se noje Santiago, News Divine, etc. Crear el día de la Memoria Colectiva. ¿Como ves?