Y si aquel invierno de las desdichas, de Ricardo III, se volvió, según William Shakespeare “glorioso estío por ese sol de York” la muy sangrienta primavera nuestra, merced a un vulgar balón de futbol, puede llevarnos al verano de nuestro desencanto.
¿Qué pasará si este domingo pierde la selección mexicana y entonces “no se pudo”? ¿Qué pasará si, contra los pronósticos de la mayoría, se alza con una victoria y “sí se puede”? De eso, sólo de eso, parece en este momento depender todo.
Lo demás; lo demás está en suspenso, relegado, convenientemente oscurecido por los dilemas que el partido suscita y eso aunque continúen los narco bloqueos en Monterrey, las balaceras en Tamaulipas, Chihuahua y Michoacán; los enfrentamientos, las emboscadas, los levantones, las ejecuciones a lo largo y ancho del territorio nacional.
Y eso aunque, entre otras tristes y lamentables cosas que han pasado en estos días, la SCJN al llegar hasta “las penúltimas consecuencias” en el caso de la guardería ABC, como bien lo señala Emilio Álvarez Icaza, haya consagrado, otra vez, la impunidad como norma de conducta de gobernantes y funcionarios.
Menos importa todavía, a una ciudadanía más pendiente del Vasco Aguirre y su anuncio de la alineación para el partido que de los gobernantes o dirigentes de oposición, que, ante el proceso electoral del 4 de julio próximo, la clase política se revuelque en el lodo.
Trapacerías históricas de unos (Fidel Herrera en Veracruz, Ulises Ruiz en Oaxaca, Mario Marín en Puebla) marrullerías del mismo cuño (de la mano del poder que presta sus aparatos de inteligencia y se hace de la vista gorda ante evidentes violaciones a la Constitución) la de los otros.
No importa, nada de eso importa, sólo cuentan los minutos hasta que comience el partido.
Del “vivir mejor”, al “orgullo de ser mexicanos” pagadas estas campañas con nuestros impuestos, al “sí se pudo” de la “iniciativa México” hemos vivido los mexicanos sometidos a un inclemente bombardeo propagandístico.
De slogan en slogan al colmo del paroxismo nos han llevado. Todo está en juego en esa victoria, todo puede perderse si se pierde. La patria está en los botines de esos once. Los goles que metan o les metan habrán de decidir su suerte.
El gobierno y la TV se han empeñado en convencernos de que, ahora sí y por fin, las cosas están bien y de que si es la necia realidad la que arroja otros datos es la realidad la que está equivocada por lo que, más que transformarla, toca darle la espalda.
Si la victoria llega entonces “se abrirán las grandes alamedas” y el Ángel de la Independencia resultará insuficiente para recibir al pueblo. Qué digo el Ángel, el Zócalo mismo, las plazas todas del país. Tocarán las campanas a rebato y aunque se sigan matando por el norte parecerá que aquí reinan, de la mano, la paz y el relajo.
Y en ese frenesí de la victoria querrán, desde el poder político y el poder del dinero, montarse los mismos de siempre que para eso han gastado su dinero y el nuestro; para hacer la victoria parte de su patrimonio aunque le regalen –hablo, claro, en sentido figurado- una porción del mismo –el festejo- a los que no pertenecen a la élite.
A ese frenesí de la victoria apuestan quienes como FCH quieren dar legitimidad y continuidad a su legado y a ese mismo frenesí apuesta el PRI para montar su retorno.
Del PRD, del PRD ni hablamos; aliado de sus enemigos, enemigo de sus principios, mendigará votos por un lado y espacios en los medios por el otro para tratar de hacer suya una victoria que, por todos, le será negada.
Habrá entonces de convertirse la felicidad de la gente en el más preciado botín político. Una especie de patente de corzo que dará al poder –en tanto dura la euforia y para alimentarla está la TV- espacio de maniobra para seguir actuando sin rendir cuentas claras.
Pero y si –como muchos lo creen- pierde la selección: ¿Qué pasará entonces?
La clase política -y hablo de todas las vertientes ideológicas- está lista y entrenada para capitalizar la victoria pero no está preparada, menos ahora, para dar la cara a una multitud desencantada a la que de pronto las arengas patrióticas asociadas al futbol, los llamados al optimismo, al triunfo de la voluntad, le sonaran no sólo huecas sino ofensivas.
Y vendrá el desencanto y en mala hora; con los precios de la gasolina subiendo y el desempleo arreciando y el hartazgo de la política y los políticos obligando a la gente a mirar hacia otros lados y la inseguridad a tope y la violencia invitando a la violencia.
Mucho ha aguantado la gente en este país y casi sin chistar. Tan mal acostumbrados están los poderosos que pulsaron, irresponsablemente, con la propaganda fibras sensibles en una población sedienta de logros, harta de engaños.
Por mucho menos que lo que aquí sucede, casi todos los días, ha habido en otras capitales violentos disturbios y han caído gobiernos. Quizás entonces, como ya lo está siendo para Sarkozy en Francia luego de la derrota futbolística, “el verano de nuestro desencanto” se torne el verano de nuestro descontento.
www.twitter.com/epigmenioibarra
jueves, 24 de junio de 2010
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2 comentarios:
Hola
Yo creo que en este momento el encuentro de Octavos de final entre México vs Argentia es más importante que todos aquellos vicios que nos aquejan como los narcobloqueos de Mty (y hago enfasis en eso porque soy de allí) es por la situación límite o definitiva que el encuentro conlleva a diferencia de las desgracias que aquejan al país.
Me explico. En el partido de futbol es todo o nada, sabemos o que perdemos o que ganamos, ya no hay vuelta atras, además de que por ser un encuentro de 11 contra 11 tenemos, en reglamento y apariencia al menos, las mismas probabilidades de ganar que el equipo contrario. Es una justa imparcial. Y nosotros estamos sedientos de justicia.
Mientras que con todos los problemas que quedan por resolver, no hay todavía un plazo o fecha límite para cuando quedará solucionado eso. Estoy casi seguro si de un dia o unas horas dependiera la seguridad nacional o la resolución de los problemas, no habría otro tema más que el de dicho extremo. Pero como sabemos que no es así, que va para largo y que las condiciones actuales no se ven muy favorecedoras, le mantenemos mucho menos interes.
Es como si una final a doble partido, el de ida quedará 0-5 en contra para nuestro equipo y luego visitaramos al contrincante que nos goleo en nuestra cancha, el siguiente juego lo veriamos con desdén, por la segura noción de derrota e impotencia que nos dejó el primer juego. Así es como vemos esta lucha contra el narcotrafíco y nuestra impresionante apatía. Como un juego de vuelta que tenemos todas las de perder. Y creo que a nadie le interesa ver en el espejo a un derrotado. Mejor ignorar la realidad que enfrentarla.
Saludos desde Monterrey :)
Me gustó este post que me encontré por ahí y quise mandárselo. Un saludo.
El teatro futbolero ha levantado el telón, los protagonistas se visten del mismo color y contagian a millones, se hacen comerciales y demás parafernalia que pareciera increíble como a la fuerza convierten a once o a unos pocos más en ídolos del pueblo, esos superhéroes con números distintivos a las espaladas.
Si se diera el irrisorio caso de que México ganara un mundial, ¿qué pudiera suceder en nuestra sociedad como algo positivo?
¿¿¿Será a caso un triunfo de esa medida la panacea a todos los males para nuestra época???
El discurso llega a un momento y versa algo así : “pasar del sí se puede al ya se pudo”, y mientras tanto el país en quiebra, que México pierda en el mundial es el deseo de los realistas, no porque odie o no me guste el futbol, no soy hipócrita ha sido el deporte que más he practicado y que me ha provocado varias lesiones, me encanta ver un buen partido; pero mi deseo en estos tiempos es que México pierda porque así ralamente gana nuestro país, ¿qué pasa después de esos 90 minutos de euforia? apagamos el televisor, si es que se tiene la suficiente voluntad, y volvemos a la terrible realidad de el proceso de nuestra sociedad, continúan las matanzas a grandes escalas, la corrupción en los procesos de campaña, el dedazo de los gobernantes a sus sucesores, que pierda México en el mundial para que gane el México en la realidad, que pierda México en el mundial para que la emancipación pueda darse, que pierda México para que el hipnotismo se quiebre, que pierda el México del mundial para que gane el México de nuestro presente, ese que dura más que noventa minutos, el cual no son 22 jugadores sino miles de personas que se debaten en reglas muy rigurosas y desiguales, que pierda el México del mundial, el México aquel que crea “chicharitos”, para que gane nuestro México el que produce Monsiváis y Marios Molinas, que pierda el México del mundial para que gane nuestro México, que realmente es de todos, el que no solo hace un show cada 4 años sino que cada días sea una batalla campal, realmente entregando el alma y mojando la camiseta, que pierda el México del mundial, ese que se viste verde y algunas veces de negro, para que gane nuestro México que se viste de luto por la tragedia de 40 niños en el ABC, que se haga justicia en nuestro México de la realidad; que por favor pierda ese México del mundial que siempre celebra aunque pierdan o empaten de forma ignominiosa, para que gane el México que desea ganar a toda costa el proceso de la democracia; que pierda el México del mundial para que ya no se le invierta tanto a esos jugadores de “alto rendimiento” para que gane nuestro México ese al que le hace falta tal ímpetu en de inversión en la ciencia; que pierda el México del mundial para que nuestro México avance en procesos y políticas de educación realistas, que pierda el México del mundial que FIFA lo “ranquea” en los primeros 10 lugares, para que gane nuestro México que se posiciona en los últimos lugares de progreso socioeconómico y que muchas veces iguala los primeros lugares de corrupción y atraso en educación, que pierda México en el mundial, porque en la euforia de otra victoria, inundados por la alegría, nuestros gobernantes estarán aprobando otro gasolinazo y nos golearán en impuestos de los cuales no somos conscientes, que pierda el México del mundial por el bien de los mexicanos…
¡Hazme el chingado favor!
Cortesía de El Cubano
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