jueves, 5 de marzo de 2009

A RÍO REVUELTO…

Cogobernar con el PAN ha resultado, a la postre, un ejercicio, aunque ingrato en sus inicios, sumamente rentable para el PRI y tanto que este octogenario instituto político, otrora tan desprestigiado, se apresta, sobre los hombros de Felipe Calderón y con renovados bríos, según lo que dicen las encuestas y si no sucede algo que lo impida, a retomar, aparentemente libre de culpas, las riendas del poder.

Flaca es la memoria de los electores cuando la incertidumbre y la zozobra aprietan. Frágil la sensatez de quien vota sintiendo una pistola apuntada en la sien y los bolsillos vacíos. De autoritarios en grado de tentativa, los del “haiga sido como haiga sido”, que ofrecen mucho y fallan más a autoritarios con experiencia que no ofrecen sino una sola certeza: “que saben como hacerlo”, la gente –sobre todo en tiempos aciagos como los que vivimos- suele preferir a quienes sostienen el garrote firme en una mano aunque la otra la utilicen para robar.

La primera y decisiva etapa de este “regreso sin gloria” (para el país, digo) serán las próximas elecciones intermedias. Si, como es de esperarse, los priistas se hacen de la mayoría en la Cámara de diputados podrán desde ahí y con ventaja estratégica establecer una cabeza de playa para el asalto a la presidencia en el 2012. La democracia en los tiempos de la tele, así como la razón, engendra monstruos, lava mágicamente el desprestigio, disuelve responsabilidades históricas, convierte en apetecible aquel proyecto político que apenas unos años antes había sido rechazado.

Vicente Fox primero, Felipe Calderón después cayeron en la celada. No podía ser de otra manera; sabían, el de candidatos perennes es su sino, ser oposición y hacer campaña, no conducir un país. Incapaces entonces de gobernar por sí mismos tuvieron que hacerlo de la mano del PRI. Ya conocerán ahora, si el PRI se hace de la mayoría en el Congreso,
el verdadero rostro de su aliado. Mientras más se aferren Calderón y los panistas –como ya lo están haciendo- a sus métodos tradicionales de campaña, cuya agresividad crece al mismo ritmo que su debilidad, más sólidamente habrán de pavimentar el retorno del PRI al poder.

A pesar de la virulencia de su discurso anti priista Fox fue el primero en tenderles la mano a los mismos que “había sacado a patadas” de Los Pinos. Felipe Calderón, en deuda con el tricolor desde el primer minuto de su mandato, les cedió a sus dirigentes parlamentarios el discurso y las tareas de concertación que, en razón de sus propios vicios de origen y de carácter, no podía, ni puede aun, hacer suyos y los convirtió, ante los ojos del país, en el fiel de la balanza.

Esa posición de equilibrio y moderación sólo aparente pero propia del estadista constituye el bastión desde el cual, en términos de percepción pública, construye el PRI su nueva ofensiva. Poco importa su responsabilidad –la impunidad y la corrupción que prohijó en sus años de gobierno son el caldo de cultivo- en la proliferación del narcotráfico, menos todavía el FOBAPROA u otras perlas del modelo económico neoliberal que hace años impuso y que hoy asfixia al país.

Nada demasiado nuevo –dormir con el enemigo tiene a fin de cuentas un alto costo- más allá de una saludable libertad que no es sólo resultado de su gestión sino del proceso político mismo en el que estamos inmersos y de la lucha de muchos millones de mexicanos por la democracia, trajeron finalmente (por sus resultados los conoceréis) los panistas al país. Fueron la suyas –de la de Calderón puede hablarse ya, a estas alturas del partido, en pasado- administraciones fallidas que hacen sentir a muchos mexicanos una profunda nostalgia por el Revolucionario Institucional.

Operador en las sombras de muchas de las erráticas decisiones que en los años del panismo en Los Pinos han conducido al país a la actual situación, el PRI no carga con el peso de las mismas; al contrario, escurre el bulto y se presenta ante el electorado, pese a ser parte esencial del problema, como la solución del mismo.

Compañero de viaje de Felipe Calderón el PRI vela las armas en espera del momento –en eso los priistas son expertos- en que habrá de convocar a su linchamiento dejando, mientras tanto, que carguen otros con el pesado y necesario papel del opositor y asuman el desgaste correspondiente. El PRI –instalado en el centro virtual, ajeno a la confrontación de los extremos- a veces colabora con el gobierno, otras conspira en contra de él, siempre opera a favor de sus intereses. Pregona cuando le conviene, calla cuando es menester y se prepara -gatopardiano al fin y al cabo- para una singular restauración, con nuevos rostros, del antiguo régimen.

Nada hizo hasta ahora, además de despilfarrar un capital político que no le pertenece a los partidos sino a los votantes, la izquierda institucional para revertir el curso de los acontecimientos. Al contrario. Debe, entre otras cosas, el PRI su nuevo auge a los errores de aquellos que olvidaron que la tarea era asaltar el Palacio de invierno y se contentaron sólo con asaltar la nómina pero de eso hablaremos la próxima semana.

1 comentario:

Estampa de Oaxaca dijo...

Si lo que me llena de esperanzas es que tenemos a gobernadores tan democratas, tan llenos de liderazgo, honestidad y buena voluntad, incapaces de cometer un delito, ahi estan por ejemplo Ulises Ruiz y Mario Marín, ambos bajo el amparo de nuestro gran presidente del empleo Felipe Calderon.

Deberían ya empezar a hacer su campaña para las presidenciales de 2012, porque sin duda el pueblo necesita hombres como ellos Ulises/Marin, Marin/Ulises, y mas si tienen la ayuda de nuestro presidente que tanto ha ayudado al PRI en estos ultimos años...

Yo si voto por ellos...
Viva el PRI, queremos al PRI de regreso...

Mario Marin para presidente...

Ulises Ruiz para presidente...